Pages - Menu

lunes, 2 de marzo de 2015

Ceniza.





Sabes, he intentado empezar la misma entrada unas cinco veces y no me ha sido posible terminarla. Suponía por qué, pero no me acababa de convencer. Es muy simple, es lo de siempre, siempre escribo cuando me sale, cuando estoy inspirando, cuando sale "lo que salga". La verdad es que no puedo forzar algo que no forma parte de mi, no es mi estilo, no puedo vivir a base de manuales ni tópicos, decirme a mi mismo "ahora tienes que sentir esto, o deberías sentir aquello." La vida hay que vivirla... como salga.
No hagas planes, no hagas ensayos, no tengas expectativas. La vida hay que sentirla tanto como lo que escribes.

Soy de esas personas, que gracioso, lo digo como si perteneciera a algún grupo, como si conociera a alguien como yo. Que piensan que cualquier cosa material te ata, incluso una piedra. Sabes, si nuestras posesiones se reducieran a piedras, todos correrían a picar por la montaña para tener más piedras que su vecino. Qué patético, ¿No?. No creas que la realidad es muy diferente, un diamante vale miles de vidas y sin embargo es una jodida piedra. Para qué quiero una piedra, para qué quiero cualquier cosa, son malditas cargas. Si decido moverme de sitio, tendré que llevarme mis estúpidas piedras conmigo. Las posesiones son como anclas, tiran de ti poco a poco hasta que tienes tantas que te impiden moverte. No quiero tener nada que me obstaculice en la carrera de vivir. 

Realmente necesitamos muy pocas cosas para ser felices. El problema es que cuando no nos conocemos a nosotros mismos, y no sabemos qué sentimientos nos llenan, decidimos rellenar esas carencias con objetos, y lo que es peor, con las impresiones de los demás. Al final nos convertimos en algo tremendamente patético.

Te daré un consejo. Procura mantener vivo tu fuego, la única leña que necesitas está dentro de ti, siente, y siente fuerte porque al final, después de todo, somos ceniza. 
Chrome Pointer