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miércoles, 29 de abril de 2015

Carta a la adolescencia.







Siempre que me hablan de ti me dicen lo mismo. "Son los mejores años de tu vida". Quizás. No he estado en todos los años de mi vida, pero, hay cosas que no me cuentan. 

Eres el paso que damos para dejar de ser en niños.. convertirnos en adultos. El paso que damos para ser prácticamente lo que seremos el resto de nuestra vida. ¿Y qué pasa con los que se caen?, con los que corren demasiado, con los que no ven el camino, con los que solo ven piedras en él, o con los que tienen que saltar un charco y no tienen la fuerza suficiente, ¿Cómo dan ese paso? 

Hay cosas que no nos cuentan, y cuando ya estás cubierto de mierda hasta las rodillas no sabes qué calle te saltaste para meterte ahí. Nos dicen que hay que disfrutar, vivir la vida, sin embargo, al mismo tiempo estamos decidiendo qué vamos a ser en esa vida, y la mayoría de las veces no tenemos el apoyo de quien deberíamos tener, solo gritos por un lado, y palos por otro. 

Si, es cierto, es una época complicada. Pero qué coño, no se trata de eso, la vida es complicada, y siempre habrá momentos en los que estés cubierto de mierda, vivimos rodeados de mierda, simplemente a veces nos desborda y llenamos de mierda también a los demás. Pero sabes, al final siempre acaba lloviendo y podemos continuar acumulando más mierda. Si no eres capaz de sobrellevar los problemas ahora que se esfuman, nunca lo serás.

Siempre es momento de vivir la vida, la diferencia es que los impulsos no se pueden cumplir de la misma manera, tendrás unas ataduras, unas responsabilidades. Eres la mejor época para equivocarse, para encontrarse, para forjar algo parecido a una personalidad, y la mayor parte del tiempo la desperdiciamos pensando en cosas absurdas que no nos van a traer nada.

Es una época de no coger anclas. De cambiar de idea cada cinco minutos, de sentirte de mil maneras diferentes al mismo tiempo. Vivir es complicado, pero y lo que llena sentirse vivo. 

Lo que si sé, es que los años pasan muy rápido, y estos años tienen algo especial, ya sabes lo que dicen "si algo es bueno y breve, es dos veces bueno" Así que supongo que este momento tiene que ser muy bueno. Espero no equivocarme demasiado, no atarme a cosas absurdas, porque cada cosa tiene su momento. Más adelante puedes intentar vivir como un adolescente, pero... no es lo mismo.

Todo tiene sus cosas malas, pero quiero aprovechar este momento, no quiero preocuparme por cosas que no tienen importancia, meter complejos a mi personalidad yo solo, cuando a nadie le importa. Quiero aprovechar esta etapa, en la que puedo aguantar lo que sea, en la que mis actos tienen muchas menos consecuencias, quiero perderme en ti como se pierde uno en la ciudad, es como mejor se encuentran los sitios que te marcan. 

Quiero estar en cada rincón de mi personalidad porque cuanto más me pierdo más me gusta, quiero no encontrarme, porque la vida no conduce a ningún sitio. 








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lunes, 27 de abril de 2015

Carta a una ex.





Sería increíble estar escribiéndote esto desde la otra punta del bar en el que todo empezó, con una cerveza en la mano y tu sonrisa dando tumbos por mis ganas de no quererte. En qué momento decidiste dejar de romper mis esquemas para escribir aburridos diálogos, en qué momento dejé de tocar el piano en tus costillas, dejé de acariciar tu erizada piel y lo cambié por contarte mis problemas. Odio los "Para siempre", siempre los he odiado, si algo dura para siempre por qué íbamos a darle al gas para sentir la velocidad y caernos por el precipicio.  Maldita sea, lo más divertido era cuando nos enfadábamos por no saber querernos. 

Cuando solo eramos sexo, tan intensos... tan efímeros. Nos atraíamos como lo hacen los polos magnéticos opuestos. En qué momento decidimos volvernos sin carga, simples y aburridos para que pudiéramos estar estáticos, a gusto, acostumbrados. Sin que una carga nos atrajera inevitablemente. En qué momento dejó de ser sexo y empezó a ser amor, la primera causa del desamor. 

Cuántas veces hemos pasado del enfado a la risa, de la risa a la locura. Pero todo se volvió costumbre. Cuándo decidimos meternos en salas oscuras embobados en pantallas durante horas, si lo mejor era verte, y verte bien. Cuándo cambiamos las heridas en la espalda por los abrazos desde la cintura. 

Ahora te escribo desde un bar diferente, y es otra sonrisa la que tengo clavada en mis ojos, y no puedo evitar preguntarme en qué momento se fue todo a la mierda, en qué momento decidí dejar de devolverte esa mirada para mirar alrededor, en qué momento te volviste menos interesante, en qué momento decidí cambiar mis canciones de rock y mi sonrisa provocativa por las series y las caricias en tu pelo. No me importa que destruyéramos lo que teníamos, ni me importa donde coño estés, solo quería decirte, que no cambies tu carga. 

PD: Tus canciones eran horribles. 








domingo, 26 de abril de 2015

Carta a mi pasado.



Me gustaría empezar diciendo que te echo de menos, como aquellas cartas de las películas que te hacen sentir como si estuvieras en una nube de ilusión, polvo que se consume, pero no es cierto. 

Manchas de tinta es lo único que queda en las cartas de mi baraja que ya usé, dibujando la silueta de lo que se supone que debería haber aprendido ya. Qué somos si no talentos desaprovechados buscando encontrarse, el tiempo te ha dado la razón, pero ambos sabemos que el viaje ha sido divertido. Eres todas las personas que he conocido y que han desaparecido a lo largo de mi vida, todos los momentos que no disfruté lo suficiente. Sentir que no lo estás haciendo lo suficientemente bien. Hay tiempo solías decir, pero qué es el tiempo si no un aliciente que nos hace actuar o no. Cuánto tiempo ha pasado desde que tú eres lo que eres, y yo soy lo que soy. Si hay algo que me gusta preguntarme es cómo he llegado hasta aquí, es lo que más me ayuda a saber a dónde voy. Tantas palabras desacertadas, sentimientos que te llevan a extremos donde nunca pensaste que podrías llegar a estar, decisiones acertadas que creías un error. Lo interesante del tiempo es que puede darte respuestas que te cambien para siempre, actos que decidiste sin tener claras muchas cosas, simplemente porque era lo que sentías, lo que creías, aún cuando todo el mundo estaba en tu contra. 

Sabes, lo he pensado mucho y, no cambiaría absolutamente nada de ti porque me destruiría a mi mismo, me gusta lo que soy, y es gracias a ti. Quien sabe cómo sería si te cambiara, si cambiara todas esas cosas que no entendí, que creí sin fundamento, que creí no merecer. No cambiaría ninguna de las lagrimas derrochadas, ninguna de las heridas pronunciadas. Amo cada una de mis cicatrices, sobre todo las que no pueden verse. 

Todas esas veces en las que sentí que el alma se me fragmentaba en mil pedazos, todas esas veces en las que tuve que gritar de madrugada y sentía que me quedaba sin aliento porque me podría por dentro como las flores en invierno. Esa canción que tuve que escuchar tantas veces como días durara mi estado sentimental. Me miro a mi mismo en mis peores momentos y extrañamente es una sonrisa lo que se marca en mi rostro, es curioso como los momentos más duros nos enseñan las lecciones más valiosas. Aprendí a valorar esos momentos, porque cuando realmente estás mal es cuando empiezas a ver el resto de problemas como algo insignificante, es lo que llaman hacerse más fuerte. Recuerdo mirarme al espejo y pensar, ¿Me acordaré de lo que soy ahora, cuando ya no lo sea?. Ahora respondo a tu pregunta, creo que es un momento acertado. ¿Cuál no lo es?. Me acuerdo de ti, me acuerdo de lo que eras, y ahora veo en lo que te has convertido.

PD: Gracias. 



domingo, 5 de abril de 2015

Pólvora.

Los poetas escriben mejor con el corazón roto, me dije una vez, y es cierto, llamémoslo anhelo. Pero yo no soy un poeta, me dije después.

Quizás sí escribamos mejor con el corazón roto, o quizás lo que pasa es que el dolor inspira, porque es un sentimiento que llena muy rápido, todos y cada uno de los huecos de nuestro ser. Porque nunca aprendemos cómo pararlo, quizás no sea un corazón roto el que escribe, si no un corazón lleno. Es siempre esa doble perspectiva de la realidad, podemos verlo como las lágrimas que salen de nuestra desgracia, o como la inspiración que sale de nuestra plenitud. Llena, y llena rápido. El amor es un sentimiento fuerte, pero nunca va solo, ¿Verdad?. Hay otro que siempre le acompaña, el miedo. Compiten por llenar los huecos, y generan conflictos en nuestra personalidad que no podemos explicar. Porque somos estúpidos. 

El dolor en cambio, es valiente, se enfrenta totalmente solo a la batalla contra nosotros mismos, el solo nos gana, nos llena. 

¿No es el dolor inevitable? ¿No lo es el amor? Entonces, si es algo inevitable, ¿Por qué podemos controlarlo aunque sea inconscientemente? Con nuestros miedos, nuestras inseguridades. Si son mas fuertes que nuestro amor, éste acaba. ¿Pero no son nuestros miedos creados por nosotros mismos? Así es, nosotros creamos a nuestros enemigos, nosotros somos nuestro enemigo. Los sentimientos, si son inevitables, como lo es el transcurso de la vida, pero querido lector. No se trata de controlar la vida, si no de elegir el modo en el que nos enfrentamos a ella. Los sentimientos, ocurren, como ocurre la vida, se trata de cómo los afrontamos, no podemos elegir parar el tiempo, pero sí qué hacer con el que tenemos. La vida se mueve, la vida ocurre. Algunas personas tan solo necesitan descubrir cómo encender su llama, descubrir que son mucho más fuertes de lo que pensaban, pero nunca lo harán si se quedan de brazos cruzados, y si no quieres hacerlo aunque leas mil textos como este seguirás sin avanzar. No hay una fórmula secreta que te arregle la vida en cinco minutos, ni la hay para que seas indestructible en dos, es algo que tienes que encontrar tú mismo, si de verdad lo deseas. Somos pólvora, tan solo necesitamos encontrar la chispa.



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